A pesar de todos los avances y las optimizaciones disponibles, muchas empresas viven en carne propia las dificultades técnicas en su conexión a internet asociadas a eventos climáticos como lluvias y tormentas. Los motivos exactos dependen del tipo de servicio, pero básicamente se reducen a la acción de una de las enemigas más brutales que debe enfrentar la electrónica, y la tecnología en general: La humedad.

Imagina una lluvia intensa. El agua parece una cortina, la visibilidad se reduce drásticamente, y el viento le da aún más fuerza. Si sacas el móvil y tratas de hacer una llamada en ese momento, existe la posibilidad de que el servicio haya desaparecido por arte de magia. Otras personas sufren algo similar con el suministro eléctrico, la televisión satelital y la conexión a Internet. Cada vez que como usuarios y consumidores desarrollamos cierta idea de «estabilidad» en nuestros servicios, el clima se ríe a carcajadas y arroja toda su hostilidad. Sin embargo, a veces es suficiente con una simple llovizna para dejar de cabeza nuestro acceso web, lo que para una empresa moderna tiene un impacto muy significativo.

¿Quién tiene la culpa?

La versión corta nos dice que es la humedad. La versión larga requiere separar los problemas de conectividad de acuerdo al tipo de servicio. Si nuestro enlace a Internet es inalámbrico, la propagación de ondas de radio se ve afectada por el contenido de humedad en el aire, lo que incrementa la atenuación, reduce el alcance y el ancho de banda disponible. Cuanto más alta es la frecuencia, mayores son los efectos. Por supuesto, los ingenieros han diseñado a las antenas y los sistemas de transmisión teniendo estos detalles en cuenta, pero poco pueden hacer sus poderes de anticipación cuando la lluvia es una verdadera catarata. Si a esto sumamos el viento, los falsos contactos en el cableado debido al movimiento, y la posibilidad de que las antenas pierdan su correcta alineación, todo lo que nos queda es reconocer que el Internet se va a cortar.

La humedad también tiene la capacidad de colocar presión sobre ciertos eslabones débiles de la infraestructura tradicional. En primer lugar, humedad equivale a corrosión, y si las cajas de terminación o los cables (¡incluso los de nuestro hogar!) se encuentran en mal estado, hasta un chaparrón puede causar intermitencia. Después aparecen las interrupciones en el suministro de energía.

El último factor que voy a nombrar no es otro más que el cambio en el comportamiento de los usuarios. La lluvia hace que nos quedemos en casa, entremos a Netflix o YouTube, descarguemos un juego en línea, etcétera. Si el número de usuarios aumenta cuando el estado general de la conexión es endeble, el resultado es una reducción en la velocidad, o un corte completo.        

Seguro que alguna vez has relacionado la conexión lenta de Internet con unas condiciones meteorológicas adversas.

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Primero que todo debemos saber que la radiación electromagnética, concretamente ondas de radio, es la responsable de que nos conectemos a Internet sin cables. Sin embargo, estas no son de la misma longitud de onda, por lo que pueden sufrir interferencias de manera distinta.

Cuando algunos elementos de tamaño similar a su longitud de onda interactúan electromagnéticamente con la señal, se pueden producir distorsiones y un debilitamiento.

Si tenemos en cuenta que los móviles utilizan una longitud de onda de decenas de centímetros, y las de wifi algo menores, podemos llegar a las siguientes conclusiones en función de las condiciones meteorológicas.

La lluvia o tormentas eléctricas sí que pueden influir en nuestra conexión a Internet

Tormentas

Los rayos emiten ondas que pueden perturbar la señal y causar interferencias en una llamada telefónica. Por su parte, nuestro wifi de casa podría sufrir alguna ralentización cuando un rayo caiga cerca en el suelo.

Viento

A pesar de la velocidad del viento, este no tiene suficiente carga como para generar campos magnéticos, por lo que no afectará a la cobertura móvil ni wifi siempre y cuando no tire una antena, algo poco probable al estar preparadas para este tipo de fenómenos.

Lluvia

El agua es una molécula fuertemente polar, y dependiendo de la intensidad sí que puede afectar las comunicaciones, tanto en cobertura como en la red wifi.

Aunque todo esto dependerá de muchísimas circunstancias, es importante que podamos considerar las nuevas tecnologías como la fibra óptica, en ella vamos a encontrar una solución evidente a cualquiera de estas circunstancias climáticas, mucho más considerable en un país como el nuestro.

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